Las recolectoras de las hojas de té tenían prohibido tomar ajo, cebolla y especias fuertes para evitar que el aroma impregnado en sus dedos contaminase las delicadas hojas. Hoy día sigue siendo un trabajo muy especializado, mayoritariamente realizado por mujeres, puesto que ellas tienen dedos más finos y por tanto más eficaces para elegir solo las hojas más delicadas.