Decir café es decir Colombia. A esta idea recurrieron algunas conocidas campañas publicitarias que sin duda recordarás, como la creación del famoso personaje de Juan Valdez, que a lomos de su burro recorría las fincas cafetaleras del país latino en busca del mejor café.
Pero este concepto no es únicamente un reclamo publicitario. Un acertado enfoque en las políticas públicas de producción y el buen trabajo que directa o indirectamente hacen muchos colombianos día a día, han contribuido a que el café de Colombia sea uno de los más apreciados en todo el mundo.
Colombia cuenta con una extensión de 1.141.000 km2, algo más del doble que España. Se extiende ampliamente por el norte de Sudamérica y se ve influida por una gran diversidad de factores ambientales y geográficos, que se traducen en una gran abundancia de microclimas, lo que permite el desarrollo idóneo de muchas variedades de cafetos.
HISTORIA DEL CAFÉ DE COLOMBIA
No se sabe a ciencia cierta como llegó el café a Colombia, pero parece que fueron los jesuitas españoles los que llevaron semillas del grano a “Nueva Granada” hacia 1730. por otro lado, dice la tradición que las semillas de café llegaron gracias a algún viajero desde las Guayanas y a través de Venezuela. El testimonio escrito más antiguo de la presencia del cafeto en Colombia se le atribuye al sacerdote jesuita José Gumilla. En su libro El Orinoco Ilustrado (1730) registró su presencia en la misión de Santa Teresa de Tabajé, próxima a la desembocadura del río Meta en el Orinoco.
En 1835 se obtuvo la primera producción comercial. Los registros muestran que los primeros 2.560 sacos se exportaron desde la aduana de Cúcuta, en la frontera con Venezuela. Francisco Romero, un sacerdote que imponía durante la confesión a los feligreses la penitencia de sembrar café, fue el responsable del inicio en la propagación del cultivo del grano por el resto del país.
La consolidación de las exportaciones de café colombiano se dio a partir de la segunda mitad del siglo XIX, debido a la gran expansión que tuvo la economía mundial en ese periodo. Estados Unidos era entonces el mayor consumidor, mientras Alemania y Francia se convertían en los mercados más interesantes de Europa.
Hasta finales del siglo XIX la producción estaba en manos de unos pocos productores privilegiados, pero en las primeras décadas del siglo XX se consolidó un novedoso modelo de desarrollo exportador cafetero basado en la economía campesina, impulsado por la migración interna y la colonización de nuevas tierras en el centro y occidente del país. A partir de entonces se dieron las condiciones para el crecimiento de una nueva caficultura, dominada por pequeños propietarios.
Entre 1905 y 1935 la industria del café en Colombia creció de una forma dinámica, gracias a la visión de política de largo plazo derivada de la creación de la Federación Nacional de Cafeteros (FNC) en 1927. Con el tiempo, y gracias a la investigación promovida por Cenicafé y por el Servicio de Extensión agrícola del Gobierno de Colombia, se desarrollaron sistemas de cultivo y de trazabilidad que permitieron diferenciar al producto y garantizar su calidad.
Actualmente la “tierra del café” en Colombia comprende todas las cordilleras y zonas montañosas del país, generando ingresos a más de 563.000 familias productoras, llegando a ser el producto agrícola más exportado.
Cerezas de café recien recolectadas
PRODUCCIÓN DEL CAFÉ DE COLOMBIA
REFERENTE MUNDIAL EN LOS CAFÉS SUAVES
El Café de Colombia supone un 6 por ciento de la producción mundial, siendo este país el cuarto mayor productor, pero si hablamos de los llamados ‘cafés suaves’ ocupa el primer puesto en el ranking.
El cultivo del café en Colombia suele estar muy bien gestionado, debido a su larga tradición productora, a la extensa superficie dedicada a su cultivo, a la dedicación de las familias y al firme compromiso del gobierno colombiano en protegerlo y promoverlo. Abundan los pequeños y medianos productores que están muy bien organizados. Cabe destacar que prácticamente todo el café que se produce en Colombia es de la variedad arábica. Tan solo hace unos años tuvieron la tentación de cultivar robustas, debido a un periodo de baja producción, idea que fue descartada de plano por la mayoría del sector cafetalero del país.
Una gran ventaja con la que cuenta Colombia es que disfruta de dos cosechas anuales, la primera entre mayo y junio y la segunda de septiembre a diciembre, lo que le permite responder a la demanda de forma muy flexible, con café siempre en el óptimo de frescura y calidad.
En la producción del café de Colombia intervienen, directa o indirectamente, unos 2 millones de colombianos. La mayoría son explotaciones pequeñas y medianas: 560.000 cuentan con plantaciones de 1 a 2 hectáreas.
Pero la implicación de los colombianos con el café no se queda en la producción. Un 20 por ciento de la misma se destina al consumo interno, un alto porcentaje si se compara con el de otros países productores, que destinan prácticamente toda su producción a la exportación. En Colombia se ama y se disfruta el café de calidad. De hecho, es el país latinoamericano donde el movimiento barista ha tenido más desarrollo. No en vano, está presente en todas las fases, desde su producción a su consumo. Por todo ello, podríamos decir sin temor a equivocarnos que es, junto con Brasil, el país donde mejor se conoce y se mima al café.
MICROLOTES DE CAFÉ DE COLOMBIA
A esta comentada buena gestión, hace unos años ha venido a sumarse el auge de la producción en microlotes, o pequeñas partidas producidas individualmente en fincas que disponen de diversas variedades de grano, que buscan una diferenciación y exclusividad, donde se persigue la excelencia y la consecución de perfiles de taza exclusivos. Colombia es un referente mundial de este tipo de producción, con resultados que sorprenden constantemente en las mejores competiciones internacionales, y cuyos perfiles se salen de los tradicionalmente atribuidos a los cafés de Colombia.
En este sentido, hay una clara apuesta por investigar e innovar en los métodos de beneficiado, pasando de los siempre clásicos cafés lavados a los naturales, los honey, los semi lavados y otras muchas opciones que año tras año vamos descubriendo, fruto de la investigación de los productores.
ZONAS DE PRODUCCIÓN DE CAFÉ EN COLOMBIA
EL EJE CAFETALERO, VALLE DEL CAUCA Y SIERRA NEVADA
La producción de café en Colombia está muy diversificada pero podríamos diferenciar tres grandes áreas. Las zonas del Sur del país, cercanas a la línea ecuatorial, donde se produce café a una mayor altitud y a temperaturas que, sin ser extremas, son menos elevadas. Los cafés producidos en regiones específicas como Nariño, Cauca, Huila o Sur del Tolima tienen ciclos de cosecha particulares y son cafés con una alta acidez.
Por otra parte los cafés producidos en el Norte del país a latitudes similares a la de los principales países productores centroamericanos de café, se producen a altitudes inferiores y en consecuencia a temperaturas superiores. Asimismo, estos cultivos de regiones como la Sierra Nevada de Santa Marta, o los departamentos colombianos de Santander y Norte de Santander, tienden a estar más expuestos a la radiación solar y, en consecuencia, los cultivos suelen estar bajo sombra. Estos cafés tienen una acidez menor y un mayor cuerpo.
En el centro del país se produce el grueso de la cosecha cafetera colombiana. En las zonas conocidas como el eje cafetero, es decir los departamentos de Caldas, Quindío y Risaralda, se encuentran modernos cultivos de café que conviven con los de productores más pequeños y tradicionales. Estas zonas, como las de Antioquia, Cundinamarca, Boyacá y el Norte del Tolima tienen más de un ciclo de cosecha y producen café durante buena parte del año, llegando en ocasiones un mismo árbol de café a recibir hasta 8 visitas al año para recoger sus cerezas en su justo punto de madurez.
VARIEDADES DE CAFÉ DE COLOMBIA
Tipica, Bourbon, Caturra, Castillo y Colombia son las que tradicionalmente se han cultivado en el país, pero últimamente asistimos a una revolución en la elección de nuevas variedades, protagonizada especialmente por los pequeños productores de microlotes. Así, cada vez es más frecuente encontrar cafés de Colombia de variedades como Geisha, Tekisik, Tabi, etc. Es especialmente destacable la labor de investigación que está haciendo el experto Ricardo Oteros, director general de Supracafé, que ha apostado por la siembra en distintas parcelas de más de 200 variedades diferentes.
NOTAS DE CATA DEL CAFÉ DE COLOMBIA
Como ya hemos visto, debido a la cantidad de microclimas y de variedades diferentes, el café colombiano es muy diverso, y eso inevitablemente se refleja en la taza. Sin embargo, hay características comunes entre todos ellos que les proporcionan unas señas de identidad propia: suelen ser cafés suaves, con una acidez bien equilibrada y muy aromáticos, quizás la característica más destacable. En nuestra oferta de cafés especiales siempre encontrarás varios cafés de Colombia
Después, según las variedades y el tipo de beneficiado, se pueden encontrar atributos más florales, posiblemente jazmín y gardenias, a frutas rojas, como fresa o frambuesas, algunas notas lácticas y achocolatadas también son comunes en estos cafés tan ricos.
Si te gusta que el café desprenda un perfume intenso, que inunde toda tu casa mientras lo preparas, sin duda el Colombia es tu café.
PREPARACIÓN
Los cafés de Colombia se expresan muy bien en todos los métodos de infusión, pero es en los de filtro donde quizás desarrollan todo su potencial aromático y gustativo. La cafetera italiana también es muy adecuada, ya que saca bastante de su riqueza. Pero te animamos a experimentar y a compartir tus experiencias, porque esa es la mejor forma de aprender y disfrutar.