TÉ BLANCO MANTRA

Ya desde los primeros momentos de nuestra experiencia de cata, percibiremos que no se trata de un té cualquiera. Su aroma se presenta delicado y equilibrado, dulcemente afrutado.

Su licor es de un color dorado a amarillento, limpio y cristalino. Desprende un sutil aroma a frutas maduras de hueso, de una intensidad media, lo cual aporta más valor a nuestra experiencia de degustación.

En boca se presenta elegante, dulce y suave durante todo el recorrido. El ataque es suavemente dulce y umami. Van apareciendo notas afrutadas de media intensidad poco a poco, atributos que se mantienen durante toda la degustación.

Si bien su armonía es patente, y de hecho es su más singular valor, su complejidad no se queda atrás y somos capaces de adivinar varias capas de sabor, entre las que destacan las de las frutas que componen su aroma, como son albaricoques, uvas blancas y ciruelas amarillas. Pero también podemos apreciar los atributos propios de su exclusiva mezcla de tés blancos, creada especialmente para este blend, con sus notas herbales, florales y umami.

Una astringencia muy baja, un cuerpo moderado, la ausencia de notas pungentes y su textura media, le confieren una estructura elegante, que termina por cuadrar al armonía antes apuntada.

En definitiva, toda una experiencia, digna de ser apreciada, sobre todo, si te apetece un té suave, armónico y que te ayude a relajarte y concentrarte.