Agregar leche al té es una arraigada costumbre en muchas culturas, entre las que destacan la india. Así se obtiene una bebida dulce, compleja y con mucho cuerpo. ¿Quieres aprender los entresijos de su preparación?, pues sigue leyendo
Sin duda, la razón de mezclar el té con leche atiende a la necesidad de matizar o rebajar el sabor astringente y amargo del té, y de esta forma hacerlo más apetecible para un amplio segmento de consumidores. El té es rico en taninos, sustancias que tienen la propiedad de ser astringentes, y en el té están muy presentes. Las proteínas de la leche se enlazan con los taninos y disminuyen notablemente su astringencia.
Tradicionalmente se mezcla con el tipo de leche más popular en el país de referencia, por tanto, en nuestras latitudes se suele utilizar leche de vaca, si bien el uso de leches vegetales, como las de soja, almendra, arroz, etc. está en constante y fuerte crecimiento.
¿CÓMO MEZCLAR LA LECHE Y EL TÉ?
No es un asunto baladí, hasta el punto de que en el Reino Unido, donde el consumo del té así preparado es tradicional y muy extendido, existen aún hoy día acalorados debates sobre si la leche debe agregarse al té o si por el contrario es el té el que debe verterse sobre la leche previamente depositada en la taza. El tema ha dado incluso para sesudos estudios científicos que demuestran las ventajas y conveniencia de ambas prácticas.
Hay quienes prefieren agregar la leche al té, ya que de esta forma pueden controlar mejor las cantidades, modulando con más precisión la fuerza y temperatura que desean en su infusión. Por contra, se sabe que el choque térmico no le sienta muy bien a la leche. Si la vertemos sobre un té muy caliente, sus proteínas se desnaturalizan en parte, perdiendo esa capacidad de desactivar los taninos, y por tanto, afectando a su sabor.
Otros, por el contrario, prefieren poner primero la leche en la taza, porque opinan que al verter el té sobre ella, la mezcla es más homogénea. Además, esta práctica es la que se extendía tradicionalmente en el Reino Unido, ya que de esta forma se reducía la posibilidad de que eventualmente las finas tazas de porcelana se quebraran debido al choque térmico producido por el té muy caliente.
Parece que van ganando quienes prefieren la segunda opción. En cualquier caso, será el gusto personal el que al final nos hará decantarnos por una u otra forma de preparación.
¿LECHE CALIENTE O FRÍA?
Otro asunto no menos importante es la temperatura de la leche. Por un lado, se sabe que percibimos mejor los sabores dulces a temperaturas en un rango cercano a los 60ºC, por lo que deberemos tender a que la temperatura final de nuestro té con leche se aproxime a esa cifra.
Por otro lado, calentar la leche en exceso hará que se produzca la mencionada desnaturalización de sus proteínas. La lactosa reaccionará con las proteínas y creará un subproducto marrón, llegando incluso a adquirir un sabor y un olor sulfúreo.
Por tanto, nuestra recomendación es utilizar leche fría o templada para la preparación de tu bebida.
¿ENDULZAR O NO EL TÉ CON LECHE?
Otro aspecto de importancia a la hora de preparar los tés con leche es si se deben endulzar o no.
Si bien el té puede tener cierto amargor y astringencia, atributos que pueden llegar a ser muy intensos en algunos tipos de té negro, una vez que se les agrega algo de leche, incluso una pequeña cantidad, éstos se suavizan notablemente.
Teniendo en cuenta que endulzar el té persigue precisamente eliminar ese amargor y astringencia excesivas, es lógico pensar que de esta forma se reduce la necesidad de agregar edulcorantes, incluso de eliminar su adición totalmente.
Es precisamente por el dulzor intrínseco de la leche por lo que, en todo caso, aconsejamos añadir el edulcorante de elección al final de la preparación del té, y hacerlo poco a poco, para evitar pasarnos de dosificación.
¿TÉ CON LECHE O TÉ EN LECHE?
También en este punto ha disparidad de opiniones. Quienes quieren un té con un sabor intenso y con carácter tienden a prepararlo en agua y después añadirle leche al gusto. Por el contrario, quienes prefieren una bebida con más cuerpo, más dulce y con menos astringencia y fuerza, se decantan por preparar su té directamente en leche.
La forma de preparación de cada una de ellas difiere en tiempos de infusión y cantidades. Si bien un té preparado en agua requiere unos tiempos más o menos cortos, según cada variedad, cuando preparamos el té en leche necesitamos con frecuencia doblar los tiempos que utilizamos para la preparación de ese mismo té en agua. Igualmente, la dosificación para un té hecho en leche debe ser de al menos el doble de cantidad de hojas, ya que la leche matiza, suaviza y redondea mucho el sabor.
Por último diremos que en caso de que optemos por preparar nuestro té directamente en la leche, se recomienda hacerlo en un cazo a fuego lento. Es importante verter un poquito de agua al principio, y cuando esta se haya calentado un poco, ya podremos verter la leche con cuidado. Esto evita que se queme y se pegue. También debemos estar muy pendientes de que no llegue a ebullición, ya que la leche tiende a crecer mucho y derramarse, y además se produciría esa desnaturalización de la que antes hablábamos y que queremos evitar.
VARIEDADES DE TÉ PARA TOMAR CON LECHE
Los tipos de té aptos para tomar con leche son muchos y variados y dependen en gran medida de los gustos personales y de las costumbres de cada cultura. Así, en el Tibet se suele cocer un té rojo en leche de yak; en países como Japón, China y Korea es una tendencia desde hace algunos años la preparación de diferentes combinaciones de té verde Matcha y leche, como el “Matcha Latte”; Pero la forma en más cercana, tanto cultural como geográficamente es la de añadir leche a los tés negros, hábito que nos llega fundamentalmente de los países anglosajones con el Reino Unido de nuevo, a la cabeza.
Tés negros: aquellos que tienen más cuerpo y fuerza son los más recomendados. Así, los tés de Kenia, Ceilán y la región India de Assam son perfectos. Si deseas que tu bebida tenga un sabor aún más fuerte, elige variedades de hoja pequeña o muy triturada, como los CTC‘s o Dust.
De entre los tés aromatizados, suelen ser especialmente interesantes los que tienen especias en su composición, como nuestro Té Negro Canela Extra, el especiado y clásico Pakistaní, o el dulce y potentemente especiado Goa Chai. O también con otros ingredientes dulces, como el Jardín Secreto, con especias, almendra, coco y cacao, nuestro Té Negro con Vainilla Bourbon o el Caramelissimo, entre otros.
Aunque algunos tipos de té con notas frutales, pueden sorprendernos también, como este té con crema de fresas.
Muchas variedades de rooibos también están deliciosas con leche, como el Rooibos Especial de la Casa, el Rooibos Pastel de Manzana y Canela o el Noche Estrellada, por citar tan solo unos ejemplos.
Incluso algunos tés semioxidados u oolongs son deliciosos con leche como este Té Oolong Bosque Frondoso.
CONSEJOS Y TRUCOS DE PREPARACIÓN:
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Prepara tu té con leche en un cacillo: no utilices tu tetera especial para los tés blancos para preparar el té en leche en ella, puesto que probablemente quede algo de sabor para tus próximos tés, arruinándolos.
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Pon un poco de agua en el cacillo antes de verter la leche y deja que se caliente un poco. De esta forma, evitarás que la leche se queme y se pegue.
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Vierte primero la leche en tu taza y luego el té. De esta forma, la mezcla será más homogénea y el sabor será mejor, puesto que la leche no se desnaturalizará.
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Si aún así decides utilizar una tetera, procura que sea exclusivamente para preparar tus tés con leche. No olvides lavarla concienzudamente para evitar sabores indeseables en sucesivas preparaciones.
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Si vas a utilizar filtros para el té y van a estar en contacto con la leche, elige los de papel desechables como estos.
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En breve os dejaremos algunas recetas básicas para que podáis preparar unos excelentes tés con leche. Mientras tanto, esperamos que este artículo os haya parecido interesante y útil.