Cuando el emperador Hui Zhong, de la Dinastía Song (960-1279) proclamó que el Té Blanco era la culminación de todo lo que es elegante, comenzó la evolución de una variedad de té encantadora. Reservado a emperadores y miembros de la alta aristocracia china en el pasado, hoy tenemos la oportunidad de conocerlos y disfrutarlos. Los tés blancos están rodeados de un halo de misticismo y exclusividad en algunos casos exagerado, pero en otros bien fundamentado.
Es cierto que no es un té para todo el mundo: su disfrute es solo para aquellos que sepan apreciar un momento de Paz y recogimiento. El delicado y efímero sabor que poseen sus hojas solo lo disfrutarán quienes tienen la paciencia, el interés y la sensibilidad de explorar sus veladas notas vegetales y afrutadas.
En este artículo pretendemos arrojar un poco de luz sobre tan apreciada, delicada y a veces incomprendida bebida.
La principal característica de los Tés Blancos es que en ellos se trata de evitar por todos los medios la oxidación de la hoja. Son los menos procesados de todos los tipos de té. Se pretende manipularlos mínimamente para evitar la pérdida de sus propiedades. Por eso todo el proceso se suele hacer a mano, ya que es la forma en que se deteriora menos la hoja. Por contra, la maquinaria es menos selectiva y más grosera en el trato.
A principios de primavera, la planta manda una explosión de nutrientes y azúcares a los brotes para que se desarrollen. Esto es lo que imprime su especial carácter al té blanco, que exhibe delicadas notas dulces características.
Los brotes de té blanco suelen tener tricomas, que son unas vellosidades blancas cuya función es la de proteger a los brotes del sol y de los insectos.
El Té Blanco es originario de la provincia China de Fujian, donde son unos verdaderos maestros en su producción, aunque ya se elabora en otros lugares, como Darjeeling en la India, o incluso kenia.
El Té Blanco está sujeto a numerosas exigencias durante todo el proceso de elaboración.
- El mejor té blanco es el recogido a primera hora de la mañana de los días no lluviosos de principios de la primavera.
- Solo se utilizan los brotes o también las primeras hojas, jóvenes y tiernas.
- Tanto en la recolección como en el transporte hasta la factoría, deben ser tratados con extremo cuidado, para que no se cuarteen las hojas y de esta forma, se oxiden lo menos posible.
- Casi siempre se cosechan a mano, aunque a veces se hace con pequeñas tijeras, para dañar lo mínimo posible los brotes.
- Los tés blancos no se someten a fijación, por lo que a veces presentan una leve oxidación (Pai Mu Tan).
- Después de la recolección, los brotes y hojas se ponen a secar al sol durante 1 ó 2 días
- Posteriormente sigue el secado en una habitación durante 3 ó 4 días más.
- Durante todo el proceso deben ser manipulados con extremo cuidado.
- La capacidad del maestro de té de equilibrar el marchitado solar y de interior del Té Blanco es el factor que determina la calidad final. El secado es la fase clave en todo el proceso de elaboración de los tés blancos.
Antiguamente el te blanco solo lo recolectaban mujeres vírgenes y que no estuvieran en el periodo fértil. Se tenia la creencia de que esto alteraba la calidad del té. Superado este mito hoy día, es cierto que la recolección suele estar centrada en manos de las mujeres, pero sobre todo por que son más hábiles en esta labor que los hombres, quienes se dedican a otras fases del proceso. Ciertamente, las manos de las mujeres son más finas y sus dedos más delicados, por lo que llegan con más precisión a recolectar solo los brotes y hojas de mejor calidad.
Son los más delicados, suaves y ligeros, de poco cuerpo y color, pero muy complejos.
La fragancia de los tés blancos es mucho más débil que la de otros tipos y para disfrutar de ella, por lo general lo que se hace es sostener la taza en las manos y acercarla a la boca antes de beber. En vez de tener un aroma sólido, dominante como otros tipos del té, los Tés Blancos destacan por tener una fragancia mucho más sutil y delicada. Sin embargo, podríamos decir que el rasgo más definitorio del Té Blanco es el posgusto. Para definir este concepto recurriremos a una comparación: Imaginemos cuando en el otoño suspiramos y todavía podemos sentir un poco de verano en el aire; o cuando tocamos un instrumento musical, de pronto paramos, y durante un momento largo se puede sentir la continuación de música, como si permaneciera en el espacio. Efectivamente, el posgusto es una sensación gustativa que aparece después de unos segundos de haber ingerido la bebida, en este caso el té. Los dos parámetros que miden el posgusto son la intensidad y la duración en el tiempo. A mayor intensidad y duración del posgusto, mayor es la calidad de los tés. En china llaman esto ” la fragancia conservada entre los dientes “.
Asimismo la infusión de Té Blanco no tiene un tono de color definitorio, pudiendo tener un poco de amarillo, verde o rojo. Igualmente el aroma de la infusión es muy delicado, muchas veces casi imperceptible para quienes no tengan un olfato muy entrenado.
En cuanto al paladar, en un principio, cuando bebes té blanco por primera vez parece bastante insípido (como si bebieras agua caliente con un gusto ligeramente suave). Sin embargo, al cabo de un rato, observarás un cambio sutil en toda la boca que poco a poco se va extendiendo hasta la garganta: el ya mencionado posgusto. Después, trata de tomar un sorbo de agua caliente y notarás que el té blanco no es insípido en absoluto, sino que por el contrario, posee un sabor propio muy característico.
Sus propiedades
El Té Blanco está considerado como uno de los más beneficiosos para la salud de entre todos los tés. Destaca sobre todo por las siguientes propiedades:
- Indicado para conseguir mejores niveles de concentración y relajación, ya que posee un alto contenido en teanina, una interesante sustancia que tiene efecto relajante.
- Ayuda a rebajar los niveles de tensión y estrés
- Es un té diurético y por lo tanto ayuda a eliminar toxinas del organismo, por lo que consecuentemente puede ayudar a perder peso*
- Su excelente capacidad antioxidante, debido a la alta presencia de catequinas por lo que neutraliza la acción en el cuerpo de los radicales libres, combatiendo de esta forma el envejecimiento y los procesos oxidativos, por lo que, según numerosos estudios científicos efectuados, podría evitar el desarrollo de determinados tipos de tumores.
- Debido al efecto antioxidante antes citada está siendo utilizado también en cosmética.
- Reduce los dolores de cabeza
- Rico en vitaminas del grupo ‘B’
Evaluación de la Calidad
En el Té Blanco los brotes y las hojas deberían de ser de aspecto carnoso, brillantes coloreadas y cubiertas de canas diminutas, las cuales durante su manipulación se liberan y suelen permanecer en suspensión en el aire (esto es un signo de frescura y calidad). Deberían ser crujientes, lo que indica que están bien desecadas. Su sabor y fragancia deberían ser delicados, ligeros, frescos, y ligeramente acaramelados. La infusión debería ser de un color brillante pálido amarillo con algunas canas a flote que reflejan la luz.
Hay que advertir que un té con abundancia de puntas blancas no es necesariamente un verdadero Té Blanco.
La calidad del Té Blanco es enormemente dependiente de como se realice la cosecha, como ya vimos antes.
La Taza Perfecta (preparación del té blanco).
Los Tes Blancos son los mejores cuando se preparan con cuidado. Su naturaleza delicada se destruirá por un agua demasiado dura o demasiado caliente. El agua filtrada o de manantial no calizo producirá la mejor taza. Un agua demasiado caliente dará una degustación de inferior calidad, siendo, de esta forma, la taza astringente y carente de viveza y complejidad. La temperatura ideal del agua está entre los 70 y 80ºC. Añade una cucharada sopera de Té Blanco por taza de agua en una taza o la tetera. Vierte el agua sobre el té, y espera de 3 a 7 minutos, según las indicaciones específicas para cada tipo de te blanco.
El Té Blanco es bueno también para tomarlo frío. Esto sin embargo, ofrecerá una taza menos fragante y persistente. Anímate a experimentar para encontrar tu taza de Té Blanco perfecta.
* Por lo general adelgazar requiere dedicación, esfuerzo y determinación y es el resultado de un conjunto de medidas. Tomar té para adelgazar puede ser muy efectivo si se hace con constancia en el tiempo y dentro de un plan. Para obtener buenos resultados consulta a un buen médico o especialista en nutrición.